Categoría: Suspensión y Dirección

El sistema de suspensión de un carro cuenta con un principal objetivo, que es mantener la rueda en contacto con el suelo donde se esté desplazando el vehículo, buscando tener el control y estabilidad del mismo. Este sistema busca también brindar comodidad a los pasajeros, el amortiguador se encarga de absorber las irregularidades del camino.

Los sistemas de suspensión deben constar de dos cualidades:

Elasticidad: esto debe evitar los golpes secos en el chasis que se puedan generar por la irregularidad del suelo donde se transita.

Amortiguación: impide un excesivo balanceo de los elementos del vehículo.

Los amortiguadores absorben el golpe generado al vehículo debido a la irregularidad del suelo, estos elementos desempeñan una de las principales funciones, ya que debe garantizar el más alto nivel de seguridad y estabilidad al vehículo, asegurando siempre el contacto entre la rueda y el suelo de la carretera.

¿Cómo saber cuando el sistema de suspensión de tu vehículo está en mal estado?

Estas son las principales señales que tu vehículo dará:

  • El vehículo rebota demasiado: tomando en cuenta que hay vehículos con mayor rebote que otros, un rebote excesivo es una señal de mal estado en sistema de suspensión. Si tu vehículo circula frecuentemente por terrenos irregulares, el desgaste de los amortiguadores puede ser mayor. Te recomendamos realizar revisión más frecuente para poder realizar los cambios a tiempo y evitar desgastes que provoquen daños mayores.
  • Tu vehículo está desnivelado: cuando tu vehículo se encuentre inclinado hacia un lado o más inclinado en la parte delantera o trasera, es una señal clara de problemas en los resortes de la suspensión. Esta desnivelación puede ser provocada por un mal estado en los resortes. En algunos casos extremos puede ser por daños en los brazos metálicos que conectan las ruedas al chasis, estos pueden estar doblados o partidos, ocasionando que el vehículo tenga un ángulo fuera de lo normal en las ruedas o que se vea completamente hundido. Utilizar el vehículo en este estado es muy peligroso, ya que puede ocasionar accidentes graves en carretera.
  • Problemas en curvas pronunciadas: un desgaste excesivo en amortiguadores se puede detectar al momento en el que un vehículo tiene una mala reacción en curvas pronunciadas, el vehículo se inclinará más de lo que debe o tenderá irse recto. Un fuerte movimiento podría desestabilizar completamente el vehículo provocando un posible accidente.
  • Desgaste en llantas: un desgaste anormal en los extremos de la llanta o el centro de la banda de rodadura indica que existen problemas de presión.
  • Ruidos extraños en curvas o en baches: si tu vehículo hace ruidos extraños al momento de pasar por una curva o sobre un bache, podría tener problemas en el sistema de suspensión. Una de las causas más comunes son los cojinetes, estos al estar en mal estado pueden romperse y generar un sonido de golpe metálico cada vez que el vehículo pase por un bache.

Al momento de realizar el cambio en la suspensión de tu vehículo te recomendamos evaluar siempre la calidad de las piezas que colocarán a tu vehículo. No siempre lo más barato es de la mejor calidad. Por eso te recomendamos suspensión Monroe, marca americana con años de trayectoria en el mercado.  

Recuerda siempre realizar todas las revisiones y servicios a tiempo a tu vehículo, ya que esto podría evitarte problemas en el funcionamiento del mismo o incluso accidentes.

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Los amortiguadores ayudan a tu vehículo a mantener las cargas verticales que están colocadas sobre las llantas. Esto logra un contacto más firme de las llantas con el camino. Brindan resistencia al rebote y balanceo, así mismo la inclinación cuando se frena y descenso cuando se acelera. Mantienen una suspensión equilibrada.

Contar con los amortiguadores correctos de tu vehículo puede influir en:

  • La mejora del control y maniobrabilidad.
  • Reducción de desgaste prematuro de llantas.
  • Acortar la distancia de frenado en ciertas condiciones.

Los amortiguadores funcionan con la circulación del fluido de los dispositivos internos a través de un conjunto de válvulas que generan una resistencia entre las cámaras. Cuentan con dos fases:

  1. Fase de expansión o posición inicial: es cuando el pistón está situado en el centro del tubo de presión y está repleto de fluido, mientras que el tubo de reserva está parcialmente repleto.
  2. Fase de compresión: cuando la rueda del vehículo pasa por un bache, se activa esta fase. El muelle se contrae y absorbe la energía cinética del impacto, el pistón entra en el tubo de presión y acciona el amortiguador.

Hay dos tipos de fluido que se encargan de la mitigación del movimiento, estos fluidos pueden ser de gas o de aceite.

  • Amortiguadores de Gas: su principal diferenciador es que mejoran la adherencia de los neumáticos al asfalto. Son los más recomendables para conducir en terrenos irregulares, ya que tener gas nitrógeno le permite que el aceite regrese a las cámaras de manera más rápida, logrando un agarre mayor de las ruedas en situaciones como curvas muy pronunciadas o velocidades muy altas. A diferencia de los amortiguadores de acerté, los de gas son más rígidos ya que la absorción del impacto es más seca, esto hace que el control sobre la dirección y los frenos sea mayor, pero también que se sientan más baches dentro del vehículo. Los amortiguadores de gas son más duraderos por el nitrógeno que reduce la degradación del aceite por el calor, permitiendo trabajar a temperaturas más bajas.
  • Amortiguadores de aceite: funcionan únicamente con aceite y tienen dos cámaras de aire, el aceite entra de una cámara a otra a través de unas válvulas, esto se va generando según el movimiento del vástago. Los amortiguadores de aceite no cuentan con la misma rigidez que los de gas, por lo que no son tan eficientes, sin embargo, cuentan con una conducción más suave y confortable. Por lo tanto, se siente menos el impacto y necesitan menos atención en mantenimiento que los amortiguadores de gas.

 

Es importante identificar qué tipo de amortiguadores necesitas, por eso te mostramos los tipos de amortiguadores Monroe:

Monro-Matic Plus:

Brindan equilibrio perfecto entre comodidad y control, logrando adaptarse al tipo de conducción que se tenga. Es una alternativa de repuesto económica y ofrece amortiguamiento proporcional basado en la velocidad de los impactos del vehículo.

Otros principales diferenciadores son:

  • Barra de pistón endurecida y cromada
  • Cargado con gas nitrógeno
  • Guía de barra y sello especiales
  • Bota crubrepolvo y tope de goma para rebotes.

Oespectrum:

Estos amortiguadores brindan un nivel de precisión y control sobre la maniobrabilidad, Eliminan el ruido, la vibración y la aspereza. Además, cuenta con la más reciente tecnología de valvulado de equipo original, específicas para cada vehículo. Se recomienda en vehículos europeos, asiáticos y norteamericanos.

Sus principales diferenciadores son:

  • Valvulado desplazado con barra.
  • Pistón con banda de fluón
  • Barra de pistón endurecida y cromada
  • Cargado con gas nitrógeno
  • Guía de la barra y sello tipo labio único
  • Bota cubrepolvo especial y tope de goma para rebotes.

Gas-Magnum:

Estos amortiguadores fueron creados para camiones, sin embargo, por sus características también se recomiendan en automóviles pickup, estos proporcionan un control forme sin una suspensión áspera. Cuentan con un tubo de reserva expandido para brindar mayor capacidad de aceite con el fin de disipar mejor el calor, tiene un mejor intervalo de valvulado en los ciclos tanto de compresión como de extensión de la unidad, brindando así un rodaje suave y cómodo. Otras características son:

  • Valvulado completamente desplazado
  • Pistón de hierro sinterizado
  • Cargado con gas nitrógeno
  • Tubo de reserva de 2” (más fluido)
  • Diámetro de 1-3/8” (presión de funcionamiento más baja que las de diámetro estándar)
  • Barra de pistón de 5/8” (nitrocaburizada)
  • Sello especial (retiene el gas sin desgaste ni fricción excesivo)

Los amortiguadores se encuentran debajo de la carrocería y eso hace más difícil su control. Por lo que a los conductores se les dificulta más darse cuenta si su vehículo ha perdido cierta estabilidad con el tiempo. Por ello es recomendable revisarlos cada 20,000 kilómetros y cambiarlos por unos nuevos cada 60,000 kilómetros. 

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